domingo, 28 de abril de 2013

de tweeter



30 años sin ver a su padre y lo encontró de casualidad: era el chofer de su taxi

Carolina Ortega relató su historia en Twitter y conmovió a miles de personas; un viaje que pudo cambiar su vida y la de su familia
Por Verónica Dema  | LA NACION
Es de madrugada, la casa está en calma, su mamá duerme. Carolina Ortega no puede creer lo que vivió durante el día. No tiene sobre la mesa de luz un diario íntimo y una birome; su medio, su compañero, su adicción es Twitter.@ComandoCarolita teclea en su teléfono mensajes de no más de 140 caracteres:
Ante la noticia del robo a mi vieja, y en medio de la sesión en Diputados, salí corriendo, dando órdenes de último minuto.
Al llegar a la esquina, me doy cuenta q no tenía plata encima. Paso x el banco, de los 6 cajeros, todos fuera de servicio.
Decido (aunque perdía tiempo, pero bueh) tomar taxi a casa donde sí tenía algo de efectivo y de ahi rajar a Burzaco en remis.
Paro taxi, subo, indico dire y llamo a comisaría de Burzaco para pedir q enviaran patrullero a lo de madre. Tachero escucha en silencio. 
Carolina tiene 36 años y es asesora del diputado nacional Felipe Solá desde hace cuatro. En el trayecto casi no miró al taxista, se la pasó hablando por teléfono. Al comando radioeléctrico de Burzaco, a compañeros de trabajo, al propio Solá; también su hermana Gimena y su tío la llamaron. A todos les narró el difícil momento que había pasado su mamá, a la que acababan de asaltar, cuenta Carolina a LA NACION. "Relaté todo en detalle, di nombres de mi familia mientras iba en el taxi. En ningún momento miré la cara del taxista".
Llego a casa y tachero dice "conozco la zona donde va, la llevo". Enloquecida, le digo q sí, q bajo a buscar algo y salimos de nuevo. Espera.
Subo al taxi de nuevo, atiendo llamados, y en Lomas de Zamora (sí, íbamos a los pedos) se me ocurre mirar al tachero.
Ahora que pasaron ya varios días, Carolina repasa lo vivido cada minuto, recupera imágenes, sensaciones. "Conozco la zona", repite ella aquellas palabras del hombre al volante. "Claro, si vivió ahí durante siete años, si recorrió mil veces la calle en donde vivió siempre mi madre, en donde nacimos nosotras. Cómo se va a perder en esa diagonal que corta el ferrocarril". Pero entonces, ella sólo se limitaba a hablar por teléfono, a recibir llamadas, cada tanto miraba por la ventana. Notaba que el taxista estaba algo nervioso: fumaba sin parar, iba a toda velocidad, tocaba bocina en cada semáforo. "Volábamos en el auto. Pensé que iba rápido, que me estaba haciendo un favor después de lo que había escuchado del robo".
Lo vuelvo a mirar, no puedo creerlo. Hace 30 años q nos vimos x última vez. Leo el cartel con los datos q cuelga del asiento delantero. Es él.
¿Qué posibilidad hay de q en BA, en el día q salgo loca a ayudar a mamá, pare taxi y el q maneje sea mi viejo, al q no veo desde mis 7 años?
Y que me dé cuenta 25 minutos después.
Esos minutos vuelven. Lo que podría haber dicho o hecho. "¿Qué hago", se preguntó en esos instantes. Hablar, insultar, bajarse del auto, llorar. "Pensé en bajarme. Enseguida me dije que no, que si el destino nos había puesto ahí en ese momento era por algo", dice Carolina. "El faltó un montón de tiempo de mi vida, pero si mis viejos se hubieran separado bien seguramente lo hubiera llamado para contarle lo del robo de mi madre, para que me acompañara. Y ahí estaba. Necesitaba auxiliar a mi vieja y él me ayudó".
Todo eso pasó esta noche, chics. Si lo ves en una peli, no la crees.
No tenía idea si estaba vivo o muerto. Menos a qué se dedicaba.
Viajamos en silencio. Se prendió un pucho y no dije nada (pobre, qué iba a decirle). El círculo cerró perfecto.
El se dio cuenta porque me trajo a la casa q dejó hace 30 años, lo vi en sus ojos por el espejo retrovisor. Mis ojos, somos muy parecidos.
Eso cree Carolina. Que la cara los vendía. Que él no pudo no darse cuenta, pero que, como ella, no supo qué decir. Callaron.
Mi vieja no sabe, no podía agregarle algo +hoy. Le conté a @linearotativa x chat, en cuanto me dí cuenta.
Gracias x los mensajes.
Le pagué, le dí propina. Y lo perdoné.
Luego de eso, Carolina decidió contarles a su mamá y a su hermana lo que había vivido la noche del robo, ahora convertida en la noche en que se cruzó con su papá después de tres décadas. "Las invité a tomar algo en un bar y les conté. Mi hermana se emocionó; mi mamá dijo que sabía que tarde o temprano nos íbamos a cruzar con él". No dijeron más.
En Twitter, el medio que Carolina eligió para exorcizar su experiencia, sí se habló, sí se dijo. Hasta cinco días después se siguieron tuiteando comentarios sobre esta historia, que tuvo más de 7000 lecturas. "Me llegaban mensajes desde Miami, España, Ecuador y Colombia. La mayoría se mostró sorprendida, otros lo veían como una señal que en medio de tanto conflicto; una chica de Washington me contó que le pasó lo mismo con su mamá; un colega dijo que el otro día vio en la calle a su hijo de 14 años al que no veía desde bebe; una mamá me dijo que a sus hijos les pasa lo mismo con su padre, al que no ven desde hace décadas". Son las historias que recuerda de los cientos de intercambios que se generaron en la web.
"Las invité a tomar algo en un bar y les conté. Mi hermana se emocionó; mi mamá dijo que sabía que tarde o temprano nos íbamos a cruzar con él". No dijeron más.
A ella no la asusta la exposición, tener este diario colectivo. "Soy una usuaria demasiado activa de Twitter", reconoce. "Como era de madrugada y no tenía con quién hablarlo en ese momento lo compartí, no pensé que fuera a generar tantos comentarios", dice Carolina, que tiene más de 4300 seguidores en esa red social. "Con esto comprobé que las historias de vida se repiten y que hay mucha necesidad de expresarse".

lunes, 19 de noviembre de 2012

Destino...

Cuando yo tenía 17 años (hace tiempo) con mis compeñeras de quinto año en la secundaria fuimos a festejar el día de la primavera a la ciudad de los niños en La Plata. Caminando nos cruzamos con 3 chicos y solo nos miramos y hubo uno que dije este es para mi. Nunca más lo vi ni tampoco hable con el. A los 20 años fui a bailar a Palomar y conocí alguien que me impacto y empezamos a salir mucho después hablando, el era el chico que me había gustado aquella vez el La Ciudad de los niños y hoy hace 25 años que estoy casada con este GRAN AMOR.El acordarme de este enlace tan fuerte me sigue impactando. 
¿Ese era el destino? 
o como se llama...

¿TODO ENCUENTRO ES UNA CITA?

(Patricia Regner)

jueves, 11 de octubre de 2012

Un cita no programada


Eugenia D, flamante psicòloga, decide irse a vivir con su amiga M.
 
Entusiasmadas eligen su departamento, y deciden "invitar" a su padre, a que le eche un vistazo, por las dudas se les haya pasado alguna humedad o algùn vicio oculto.
 
Carlos D, el papà, acepta presuroso la invitaciòn; siente que es una oportunidad para conocer màs de cerca a esta amiga, con la que su hija ha decidio compartir su dìa a dìa.
 
Lo disimula bien, pero està preocupado. M no es una amiga de la infancia, tampoco de la Facultad, es decir, no es alguien que èl " conoce bien". No sabe nada de su familia.....
 
Cuando llega al lugar, las jòvenes se apresuran a mostrarle el departamento y sòlo a vuelo de pàjaro, le informan que en la cocina, està la mamà de M.
 
Carlos, consultor de empresas y ademàs, un perfecto caballero, entiende que no puede darse a la tarea de la recorrida, sin antes saludar a la mamà de la amiga de su hija.
 
Las chicas, un poco ruborizadas, reconocen la falta de sutileza en la que han incurrido y la subsanan ràpidamente, indicàndole la direcciòn hacia la cocina.
 
Cuando Carlos traspasa la puerta vaivèn, no puede creer lo que ven sus ojos:
 
_ ¿Julia, sos vos la mamà de M?
_ ¡Carlos!¿ Què hacès acà?
_ Y...Yo soy el papà de Eugenia.
 
PD: Julia es una cliente de la consultora de Carlos, con la que hace sòlo apenas unas horas, ha estado reunido por cuestiones de trabajo, sin saber ninguno de los dos, que una actividad pròxima en la agenda de ambos, iba a coincidir en dìa y hora, para compartir un evento tan significativo para ambos.
 
Y vos, ¿que pensàs?
 
Atenciòn: Alejandra A por gentileza de Carlos D.
 





Inesperado encuentro (¿ o reencuentro?) en Florencia

Abril de 2012, Florencia, Italia

Gustavo A, Gustavo G y Ezequiel, llevan caminando horas por las calles de Florencia. Todavìa estàn excitados por la creatividad y la belleza de que han podido ser testigos en la Feria de Diseño de Milàn.
 
Mientras Gustavo G y Ezequiel continùan su frenètica exploraciòn de museos y arquitectura local, Gustavo A, decide que es hora de parar. Al fin y al cabo, èl ya ha hecho estos recorridos en oportunidad de otros viajes.
 
Decide seguir su deseo y detenerse. Mira a su alrededor y entre los variados y pintorescos bares que se le ofrecen a la vista, elige uno, se sienta mirando al sur y pide uno de los tantos cafès que con deleite, viene saboreando desde su llegada a la " Bella Italia".
 
Con la mirada perdida, se relaja y disfruta el momento. De repente, su vista se cruza con la de una señora que con gran excitaciòn y alboroto, le hace señas, desde el mismo bar, aunque desde la otra punta del local.

Su corazòn parece salìrsele del pecho ante la sorpresa, todavìa no consigue procesar la bendiciòn de la feliz coincidencia que està experimentando. Entretanto, Marita ( la señora alborozada) ha alcanzado la distancia suficiente como para fundirse con èl en un cariñoso abrazo.

¡Sigue sin poder creerlo! Son Marita, Omar y sus tres hijos, sus amigos de toda la vida, sus coprovincianos de Lobos, su compañero en el Grupo de Estudio , con el que se ha encontrado hace menos de un mes, sin mencionar ninguno, los sendos proyectos de viaje, ni la fecha, ni el recorrido programado.

Sin embargo, por esas azarosas coordinaciones del universo, Gustavo A. obtuvo un merecido premio a su decisiòn de detenerse: se viò bendecido por el càlido abrazo y el derroche de cariño, que recibiò al encontrar a sus caros amigos.

¿ Casualidad? ¿Sincronicidad?¿ Coincidencia significativa? o como dice Cortàzar:


"Andábamos sin buscarnos

pero sabiendo que andábamos

para encontrarnos"

     

¿Què opinàs vos?

Atenciòn: Alejandra A por gentileza de Gustavo A, Marita y Omar P.
 
 
 


¿Cómo podía saberlo si yo nunca se lo dije?

En un clase de teatro, dos alumnas de distintos grupos que no se conocian con anterioridad, reciben la consigna de preparar juntas una IMPROVISACION.
Antes de comenzar la dramatización, se ponen de acuerdo en sólo los aspectos básicos del argumento a desarrollar y acuerdan que seràn dos amigas de la adolescencia, que hace 30 años que no se ven y se encuentran "por casualidad" en la calle. Una de ellas, guarda un preciado secreto: se casó con el ex novio de la otra, aunque èsta nunca llegò a saberlo.
 
Comienza la dramatización y en un momento una le pregunta a la otra:
_¿Te casaste?
_ Si pero contame de vos ( le dice tratando de evitar que se acerque a su tan bien guardado secreto)
_Yo no me casé. Pero...Contame màs ¿Con quién te casaste vos?
No pudiendo evadir más la respuesta, contesta:
-Con Alberto Sánchez.
 
Cuando escucha esta respuesta, su amiga de ficciòn,  reacciona con una inesperada e intensa angustia.Los espectadores, celebran el realismo y dramatismo logrado en la escena, pero al poco tiempo se dan cuenta de que la angustia de la actriz no es simulada. Es muy real. Intentan contenerla y cuando pueden calmarla, le preguntan què la hizo reaccionar asì.
 
Ella- todavìa abrumada- contesta:
Alberto Sánchez, era mi marido. Murió hace dos meses.
¿ Cómo podía ella saberlo, si yo nunca se lo dije?

¿Y vos que opinàs?

Atenciòn: Liliana M

martes, 24 de julio de 2012

¿Te busqué o te encontré?

"Andábamos sin buscarnos
pero sabiendo que andábamos
para encontrarnos"
      Julio  Cortázar

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Felices Fiestas

Queridos amigos y amigas de Todo Encuentro es una cita?


Comparto con Uds. esta historia y mi sentir: En la reunión familiar del 24 de diciembre en la parte de la familia italiana se festejo la noche buena. Estábamos con mis hijos en la casa de los primos de mi marido.
 
También estaba la Tía Betina. El menor de mis hijos le pide pan y ella extendiéndole uno casi que recita: Papa deme pan, filio mio non hay, Papa face hambre y entonces recuerda la guerra, los escondites sus padres, el esconderse, el hambre, fue muy conmovedor. Al otro día en navidad nos toco ir de mi familia española. Qué cosa en esos encuentros, en esas coordinaciones ocurrieron relatos de la vida en la galicia de Franco, de mi abuelo republicano, de como lo amenazaron 2 veces a muerte y como fue mandando de a par de a hijos a la argentina hasta lograr que en 10 años se reina nuevamente en Bs. As. la familia.
 
Cuántos dejaron atrás, cuanto desarraigo, cuanto de la historia de mi familia, no se, fueron unas fiestas muy especiales, con muchos sabores fundamentalmente fiestas de transmisión, todos contando su vivido como era su pueblo, me imaginaba la época de los juglares, mi papa se puso a cantar coplas o canciones cortas siempre en referencia al relato, a veces se sumaban las hermanas, mis tías, y también se oía en la mesa gallega a la tía betina, la tana que como mi viejo se vino de Italia de España, de Rumanía, de Polonia de miles de lados para la argentina. Era la mesa de cualquier familia.
 
Pienso entonces que el paso del tiempo con lo vivido va adquiriendo otro sentir, me gusta este tiempo, el que se suma a la historia en la gente, la que hace familia y la que crea transmisión. 
Feliz año nuevo, este que guarda las historias de los viejos y la prepara la esperanza en los jóvenes. 
Pro

jueves, 6 de octubre de 2011

La tonada de Antonio E. Aguero poeta puntano

Quiero compartir  con Uds. al poeta puntano Antonio E. Aguero,del libro"Un hombre dice su pequeño país" La tonada.  Dardo Cúneo escribió en el libro " ..que el verso hace de correo entre los tiempos, y la rememoración forma parte de una nueva orden de partida. Antonio E. Aguero no es región quieta; se la sabe, se la ve...". A través de este poema A. Aguero nos revela con lenguaje cotidiano y profundo el por qué  (al menos para él) de  la tonada, con una mirada psicoanalíca podemos decir que es una herencia filogenética de la lengua de los pueblos originarios.  ¿Estos encuentros "casuales" no serán correos entre los tiempos de los distintos grupos de los que descendemos? .

La Tonada
El idiona nos vino con las naves,
sobre arcabuces y metal de espada,
cabalgando la muerte y destruyendo
la memoria y el quipo de Amauta;
fue contienda también la del Idiona,
dura guerra también, sorda batalla,
entre un bando de oscuros ruiseñores
con su pico de sierpe acorazada
y zorzales y tímidas bumbunas
que la voz y la sangre circulaban
del abuelo diaguita o michilingue
con persistencia de remota llama;
rotas fueron las voces ancestrales,
perseguidas, mordidas, martilladas
por un loco rencor sobre la boca
del hombre inerme y la mujer violada.

Y el Idioma triunfó, los ruiseñores
de Castilla vencieron, la calandria
cuya voz era tierra, barro nuestro,
son y zumo de tierra americana
de repente calló cuando los hierros
agriso del odio en su color de fragua
le marcaron el pecho que gemía
y segaron la luz de su garganta...

Pero la lucha prosiguió en la sombra,
una guerra de acentos y palabras,
de fugitivas voces y vocablos
con las venas sangrantes que buscaban
refugiarse en la frente o esconderse
en la nocturna claridad del alma
perdiendo expresión y contenido,
la sonora raíz, la leve gracia,
el poder bautismal y la semilla
para ser sólo la sutil fragancia
que nos sella la voz con el anillo
popular y común de la Tonada:
Yo entrecierro los ojos y la escucho
venir y llegar hasta mi almohada
como un largo rumor de caracola
como memoria de mujer descalza,
como llega la música en la risa
si la brisa es arroyo de guitarra;
y la siento volar en la tertulia
de labio en labio, mariposa mansa,
suave cuerda que vibra, quena sorda,
o fugaz sugerencia de campana,
y la escucho en la voz que me despierta
con el mate y su luz en la mañana
cuando el sol es un padre que nos dona
el reciente verdor de la esperanza;
y la escucho en un niño que transita
por el sendero que trazó la cabra
y me grita: ¿Buen día! y me conforta
con la sonrisa de su alegre cara;
de repente la siento que rodea
mi corazón como una mano blanda
si la voz de la madre o de la esposa
se florece con íntimas palabras;
alguna noche la escuché en rosario
en la voz de una joven que pasaba
y eso sólo bastó para que viera
amanecer los cerros del Conlara;
y otra noche la oía en Buenos Aires,
en muchedumbre de no sé que plaza,
sobre un grito vibrante que decía
titulares de prensa cotidiana;
cómo es dulce sentirla cuando llega
desde una boca de mujer besada
con el si suspirando que promete
una cálida rosa para el ansia,
y la escucho sonar entre los niños
de un pueblecito que se dice Larca
mientras mueven las manos en el juego
escolar y rural de la payana;
y la siento rezar en el velorio,
Y saltar en el arco de la taba
y volverse puñal en el insulto,
y suspirar en la recién casada.
Dondequiera que esté yo la escucho
y tras ella regreso a la comarca
donde soy una piedra, una semilla,
una nube y un pájaro que canta...

No tenemos bandera que nos cubra
tremolando en el aire de la plaza,
ni canción que nos diga entre los pueblos
cuando suene el clarín, y la proclama
desanude las últimas cadenas
y destruya el alambre y la muralla,
pero tenemos esta luz secreta
esta música nuestra soterrada,
 este leve clamor, esta cadencia,
este cuño solar, esta venganza,
este oscuro puñal inadvertido
este perfil oral, esta campana,
este mágico son que nos describe,
esta flor en la voz: Nuestra Tonada

sábado, 10 de septiembre de 2011

La Z que no es de Zorro

Cuando era chica al lado de mi casa se mudó una familia e instalaron una fábrica de biyuo fantasías Polisuc, durante muchos años mi padre hizo jucio por ruidos molestos, gases tóxicos y simplemente porque no era zona industrial. Fueron 11 años de lucha con inspectores que aceptaban coimas, cajoneaban expedientes etc. Hasta que una inspectora lo clausuró por emanación de gases tóxicos contaminando las casas linderas y el medio ambiente, instalándose la fábrica a otro lugar habilitado para tal fin. Pasaron más de veinte años y recibo en mi departamento ante mi asombro una impuesto de una fábrica sobre un terreno baldío a nombre de Polizuc, con la dirección del edificio y número de mi departamento. Sólo una letra de diferencia del nombre de aquella fábrica, sólo una letra, la Z, que no es de zorro.

Claudia

Lazos familiares

Siendo las 24,30 hs. en el aeropuerto de Ezeiza junto a mi esposo estábamos esperando la llegada de una de mis hijas cuando alguien se acerca y dice: ¡Hola tanto tiempo! ¿Qué hacen acá?, sorprendida veo que es mi primo y hace mucho que no lo veo, nos saludamos y comenta que espera a su hijo y sobrino que vienen de Europa en el mismo vuelo que mi hija, en eso se acerca un hombre y me comenta ¿Te acordas él es F. mi hermano?, también espera al hijo (a F. hacía 35 años que no lo veía porque se fue a vivir a una ciudad de la costa, obviamente no lo hubiese reconocido), pero lo más llamativo es que los 3 primos viajaban en el mismo avión, los 3 con el mismo apellido, sin saberlo en el aire estaban unidos por lazos familiares.
 
Claudia